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Los trolls Jaette

Gradualmente, el uso de la palabra troll comenzó a asentarse a partir de dos tradiciones. Según la primera, el troll es descendiente directo del jötnar nórdico. A menudo son descritos como bestias horribles que poseen rasgos como ojos de cíclope. Esta es la tradición que llegó a dominar los cuentos de hadas y las leyendas, y también es el concepto de troll predominante en Noruega. Como regla general, lo que llaman ‘troll’ en Noruega sería un gigante en Dinamarca y Suecia.

En algunos relatos noruegos, como la balada medieval Åsmund Frægdegjevar  , los trolls viven en una tierra lejana llamada ‘Trollebotten’- el concepto y la ubicación del cual parecen coincidir con el del Jötunheimr de la antigüedad nórdica.

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Los Trolls de Vitterfolk

La segunda tradición es la más predominante en el sur de Escandinavia. Lo que llamarían ‘trolls’ en el sur de Suecia y Dinamarca sería llamado ‘hundrefolk’ en Noruega y ‘vitterfolk’ en el norte de Suecia. El término se origina probablemente en una generalización de los términos ‘haugtrold’ (troll del montículo) o ‘bergtroll’ (troll de la montaña), ya que en esta tradición los trolls viven bajo tierra.

Estas criaturas poseen apariencia humana. A veces tienen su cola escondida en la vestimenta, pero incluso eso no está del todo definido. Muchos de estos trolls tienen un mechón de pelo que ningún humano puede peinar. Una forma frecuente de describirlos es a través de su vestimenta: las mujeres troll generalmente iban vestidas con demasiada elegancia como para ser humanas caminando en el bosque. Podían atraer a hombres para que hicieran su voluntad o para tenerlos como mascotas simplemente. Luego se los encontraba décadas después sin recuerdo de lo que les había ocurrido mientras estuvieron con las mujeres troll.

Sin embargo, los trolls suelen permanecer invisibles, y pueden viajar por el viento, o entrar a escondidas a los hogares humanos. A veces se los podía escuchar hablar únicamente, gritar o hacer ruido, o imitar a su ganado. Si una persona salía al bosque y olía comida era porque había trolls rondando la zona. Los trolls también eran grandes transformistas, tomaban la forma de objetos como árboles caídos o animales como perros y gatos. Una noción muy frecuente es que a los trolls les gustaba aparecer como bolas de hilo rodantes.

Mientras los enormes trolls solían aparecer como seres solitarios, los trolls pequeños eran considerados seres sociales que vivían en comunidades a semejanza de los humanos, excepto que ellos residían en el bosque. Tenían animales, cocinaban y horneaban, eran excelentes artesanos y realizaban grandes festines. Como muchas otras especies en el folclore escandinavo se decía que vivían en complejos subterráneos, a los que se accedía mediante enormes piedras en los bosques o en las montañas. Estas rocas eran levantadas sobre pilares de oro. En sus cuarteles guardaban oro y tesoros. Las opiniones varían acerca de si los trolls eran malos o no, pero a menudo trataban a la gente de la misma manera en que los trataban a ellos. Los trolls podían causar grandes daños si buscaban venganza. También eran grandes ladrones, y les gustaba robar la comida que los granjeros guardaban. Podían entrar a las casas en forma invisible durante los festines y comían los platos para que no hubiera suficiente comida, o arruinaban la elaboración de cerveza y pan para que fallara o no diera suficiente.
Los trolls a veces secuestraban personas para convertirlas en esclavos o prisioneros. Estos pobres desgraciados eran conocidos como ‘bergtagna’ (‘aquellos llevados a/por las montañas), que es la palabra escandinava usada para cuando el espíritu de alguien se va. Ser ‘bergtagen’ no se refiere sólo a la desaparición de la persona, sino también a su retorno, que viene acompañado de locura o apatía, ambos causados por los trolls. Cualquiera podía ser secuestrado, incluso el ganado, pero el riesgo más grande era para las mujeres que habían dado a luz pero no habían regresado a la iglesia.

Ocasionalmente, los trolls podían llegar a secuestrar a un bebé recién nacido, y dejaban su propia cría en su lugar.

Para resguardarse de los trolls siempre se podía confiar en el Cristianismo: las campanas de la iglesia, una cruz o incluso palabras como ‘Jesús’ o ‘Cristo’ funcionaban contra ellos. Como otras criaturas escandinavas, también le temían al hierro. Además le temían a Thor, uno de los últimos remanentes de la mitología nórdica antigua, quien arrojaba a Mjolnir, su martillo, que hacía bolas de rayos que los mataba. Aunque se suponía que Mjolnir regresaba a Thor después de que lo lanzara, las marcas de suu martillo se encontraban luego en la tierra y eran usadas como talismanes protectores.

En el folclore sueco tradicional los trolls generalmente eran acusados por los accidentes o la mala suerte-en el norte de Suecia los ‘vittra’ solían cumplir con este rol. En algunas partes de Suecia, cuando algo va mal, dicen ‘"Det verkar som om det går troll i det här projektet", que significa ‘Parece que hay trolls andando por este proyecto’.

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