LOS COMPLICES DE LA CONDESA SANGRIENTA
Escrito por Gerard Mazzitelli
Una figura poco conocida dentro de la leyenda de la célebre Condesa Sangrienta es Anna Darvulia. Se cree que esta mujer influenció notablemente la temprana “carrera sádica” de Elizabeth Báthory.
Por haber muerto antes de los arrestos, sólo fueron enjuiciados los principales colaboradores de Báthory, después de la muerte de Anna.
Los secuaces eran criados, en su mayoría mujeres: Dorottya Szentes (apodada Dorko), Ilona Jó, Katalin Benick y un enano llamado János Újváry, o Ibis. A excepción de Benick, todos ellos fueron ejecutados en Nagybiccse el 7 de enero de 1611.
La culpabilidad de Benick no pudo ser probada. Los diferentes testimonios parecen indicar que el resto de las mujeres la obligaron a realizar acciones contra su voluntad.
Se sometió a los condenados a torturas semejantes a las que habían sufrido las mujeres asesinadas por la condesa... Dos de los criados fueron privados de algunos dedos antes de ser quemados en una hoguera. Otra criada le cortaron la cabeza y sus restos fueron lanzados al fuego.
Se construyó un andamio público cerca del castillo para demostrar al pueblo que, finalmente, se había hecho justicia.
Los testimonios de los crímenes, recogidos entre 1610 y 1611, contienen un total de trescientas declaraciones. Los expedientes del juicio incluyen testimonios de las cuatro personas procesadas y de trece testigos más.
Se tomó declaración a sacerdotes, nobles y comuneros. La mayoría de los testigos presenciales era parte de la servidumbre de Báthory en Sárvár (locación conocida también como Vas).
Otros testigos manifestaron haber reconocido señales de tortura en los cuerpos femeninos hallados en las zonas aledañas al castillo, algunos de los cuales habían sido enterrados en cementerios y otros en lugares inaccesibles, no identificados.
Las descripciones de las torturas que surgieron durante las declaraciones, muchas veces, eran el resultado de rumores y no pudieron ser probados de ser casos de vampirismo o vampiros. Sin embargo, la mayoría del pueblo pensaba que Elizabeth Báthory era una bruja malvada y una mujer vampira.
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