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El origen de los kobolds es oscuro. Algunas fuentes igualan al kobold doméstico con criaturas como el boggart inglés, el hobgoblin y el pixy, o con el brownie escocés y el nisse escandinavo. Por otro lado, los kobolds subterráneos son comparados con los duendes nórdicos y el knocker de Cornualles. El historiador irlandés Thomas Keightley, afirmó que el kobold alemán y el nisse escandinavo son anteriores al brownie escocés o a la fairy irlandesa, y que influyó sobre estas criaturas. Sin embargo, el folclorista americano Richard Mercer Dorson descartó este argumento porque, según él, reflejaba los prejuicios de Keightley sobre la superioridad de las ideas godo-germanas sobre las celtas.

La creencia en los kobolds representa la supervivencia de las costumbres paganas después de la llegada del Cristianismo y de la era moderna, y ofrece indicios acerca de cómo los europeos paganos adoraban en la privacidad de sus hogares. El historiador de la religión, Otto Schrader, sugirió que las creencias en los kobolds derivan de las tradiciones paganas en las que se adoraban deidades caseras que se creía que vivían en el corazón del fuego. Por otra parte, Nancy Arrowsmith y George Moorse afirmaron que la gente creía que los primeros kobolds eran espíritus arbóreos. Según el poeta del siglo XIII, Conrad de Wurzburg, los alemanes medievales tallaban kobolds en cera y madera de boj, y luego los ponían ‘en el cuarto por diversión’. La gente creía que el kobold salvaje permanecía en la materia usada para tallar la figura. Estas estatuas eran de 30 a 60 cm. de alto, y tenían vestimentas coloridas y grandes bocas. Un ejemplo, conocido como el ‘moloke’, fue hecho a partir de cera blanca y usaba una remera azul con un chaleco de terciopelo negro. La expresión del siglo XVII ‘reírse como un kobold’ podía referirse a las muñecas con las bocas bien abiertas, y posiblemente significaba ‘reírse fuerte y con ganas’. Estas estatuillas de kobolds se guardaban en contenedores de vidrio y madera. El estudioso de la mitología, Jacob Grimm, rastreó esta costumbre hasta la era romana, y afirmó que las autoridades religiosas la toleraban incluso después de que los alemanes habían sido convertidos al cristianismo.

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Varias etimologías del término ‘kobold’ han sido sugeridas. En 1908, Otto Schrader descubrió la palabra ‘kuba-walda’, que significaba ‘aquel que gobierna en la casa’. Según esta teoría, la raíz de la palabra es ‘chubisi’, palabra del alemán antiguo para ‘casa, edificio o cabaña’, y la palabra similar a la raíz del inglés ‘cove’. El sufijo ‘-old’ significa ‘gobernar’. El investigador Ken Dowden identificó al ‘kowefalt’, un espíritu con poder sobre una habitación determinada, como uno de los antecedentes del término ‘kobold’. Trazó paralelos entre el kobold y los ‘lares’ romanos, además de con los ‘cofgodas’ anglosajones. El linguista Paul Wexler propuso otra etimología, y relacionó la palabra 'kobold' con las raíces 'koben' ('pigsty') y 'hold' ('espíritu parado’).

Grimm propuso una de las etimologías más claras y aceptadas de los últimos tiempos, y rastreó el origen de kobold hasta llegar al Latín ‘cobalus’, luego al Griego ‘koba’los’, que significa ‘pícaro’. El cambio del final de la palabra ‘olt’, es una característica del idioma alemán, usada para denominar a los monstruos y seres sobrenaturales. Otras variantes de ‘kobold’ aparecieron a comienzos del siglo XIII. Las palabras ‘goblin’ y ‘gobelin’ pueden haber derivado de la palabra ‘kobold’, o de ‘kofewalt’. Por otra parte, ‘kobold’ puede venir del inglés y francés medievales ‘goblein’, y en última instancia de del latín medieval 'gobelinus'. Existen términos relacionados en el Danés, como 'kabout', 'kabot' y 'kabotermanneken'. El anticuario inglés ‘harles Hardwick, tras citar esta evidencia, argumentó que los kobolds caseros y criaturas similares, como el bogie escocés, el goblin francés y el puck inglés, descienden del griego ‘kobaloi’, que son ‘criaturas cuyo único deleite consiste en desconcertar a la raza humana y evocar terrores inofensivos que rondan constantemente en las mentes de los tímidos’. Siguiendo la definición de Grimm, los kobaloi eran espíritus invocados por pícaros. De manera similar, el escritor inglés Archibald Maclaren, ha sugerido que las creencias en los kobolds descienden de la costumbre romana de adorar a los ‘lares’, deidades hogareñas, y a los ‘penates’, dioses de las casas y las provisiones.

Otra clase de kobold vive en lugares subterráneos. Los folcloristas propusieron como origen del kobold minero las creencias de los antiguos nórdicos o las tribus germanas. El novelista escocés Walter Scott, sugirió que los nórdicos basaron la imagen de los kobolds sobre la de los finlandeses, los lepones y los letones que los invadieron y que buscaron refugio en las cuevas y montañas del norte de Europa. Allí, se dedicaron a trabajar en las minas y, según las creencias de los nórdicos, llegaron a ser considerados seres sobrenaturales. Estas creencias se esparcieron y llegaron a identificarlos con los gnomos, los goblin y los bogles. Los humoristas William Edmonstones Aytoun y Theodore Martin decían que los nórdicos habían sido los modelos tomados para describir a los kobolds mineros y criaturas semejantes, como los duendes, los goblins y los trolls; los mineros y herreros nórdicos ‘eran pequeños en sus proporciones físicas, y generalmente hacían sus trabajos cerca de las bocas de las minas entre las colinas'. Esto dio lugar al surgimiento de mitos acerca de las criaturas pequeñas y subterráneas, y las historias se esparcieron a lo largo de Europa 'tan rápidamente como las migraciones militares desde esos mismos lugares’.

El escritor alemán Heinrich Smidt creía que los kobolds marítimos, o Klabautermann, entraron al folclore alemán por medio de los marineros que las escucharon en Inglaterra. Sin embargo, los historiadores David Kirby y Merja-Liisa Hinkkanen no están de acuerdo con esto, porque afirman que no existen evidencias de tales creencias en Inglaterra. Una visión alternativa conecta el mito de los Klabautermann con la historia de Saint Phocas de Sinope. Como la historia se expandió desde el Mar Negro hasta el Báltico, el erudito Reinhard Buss cree que el Klabautermann es una mezcla de las creencias pre-cristianas con nuevas criaturas.

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