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Una persona que sale de un coma vampírico atraviesa un número de cambios fisiológicos importantes que afectan a varios sistemas del cuerpo. La información incluida a continuación es sólo una visión general; para detalles, consultar dos libros clásicos: ‘Anatomy of the vampire’ de Henry Gray, y ‘Five books on the Structure of the Vampire Body’ de Vesalius.

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Sistema nervioso

El sistema nervioso de un vampiro es similar al de los humanos y es su ‘talón de Aquiles’. Las heridas a la columna vertebral o al cerebro de un vampiro pueden ser letales. Los nervios y la columna vertebral de un vampiro trabajan de la misma manera que lo hacían antes de la transformación, pero hay cambios en el cerebro, y estos sirven para comprender el comportamiento de un vampiro.

  1. Serotonina: los vampiros tienen niveles más bajos de este neurotransmisor. En los humanos, niveles bajos de serotonina desencadenan agresión y comportamiento peligroso. Un estudio sobre asesinos condenados a pena de muerte reveló niveles bajos de esta sustancia en sus cerebros.
  2. Dopamina: la dopamina induce los sentimientos de bienestar. En los vampiros, es liberada durante su alimentación y tiene un efecto narcótico. Los caminos neurales activados durante su alimentación son semejantes a aquellos de los adictos cuado usan drogas.
  3. Los cambios químicos en los ritmos circadianos del cerebro que nos ayudan a levantarnos con la luz solar se revierten en los vampiros.

Órganos de los sentidos

Los órganos de los sentidos poderosos dan a los vampiros la ventaja en la caza y captura de sus víctimas. Es casi imposible atraparlos desprevenidos, ya que siempre sienten la presencia de uno con anterioridad.

  1. Visión: en los vampiros, el iris de cada ojo se vuelve hiperdilatado, lo cual hace que sus ojos parezcan negros. Aunque esta dilatación del iris les da una excelente visión nocturna, de día los vuelve prácticamente ciegos. Además, los vampiros sufren inflamación de la esclera, haciendo que el blanco de sus ojos sea rojo.
  2. Olfato/Oído: ambos sentidos son extremadamente agudos, ya que los vampiros poseen el doble de células en sus narices y oídos en comparación con los humanos. De hecho, un vampiro generalmente huele u oye  a una persona mucho antes de verla.

Cabello, piel, dientes y uñas

Parte del terror de encontrarse con un vampiro radica en los cambios dramáticos que sufre su apariencia exterior. Algunos de ellos son funcionales, mientras que otros permanecen como un misterio.

  1. Dientes: durante el coma vampírico, los dientes superiores e inferiores experimentan un crecimiento. Luego se deposita un esmalte adicional en la corona del diente. Los vampiros afilan sus dientes para que les sea más fácil alimentarse.
  2. Cabello: los vampiros pierden todo su cabello exterior dentro de los diez años de su transformación (excepto por los pequeños cabellos de sus oídos, conocidos como ‘cilia’).
  3. Piel: un vampiro recién transformado tiene un tono de piel pálido y amarillento que luego se vuelve azul con los días. A medida que pasa el tiempo, la piel se vuelve cada vez más traslúcida, y se puede llegar a ver una fina red de venas debajo de ella.

Uñas: las uñas de los vampiros se vuelven más gruesas y crecen rápidamente. Las afilan para agarrar mejor a sus víctimas.

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