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En el folclore malayo, una Penanggal puede ser una hermosa mujer –anciana o joven-, que obtuvo su belleza por medio de la magia negra, sobrenatural, que según los usos folclóricos locales tienen una naturaleza demoníaca. Otras de las causas por las que uno se convierte en una Penanggal, pueden ser una poderosa maldición o las acciones de una fuerza demoníaca, aunque el método es menos común que el uso activo de la magia negra recientemente mencionado.
La Penanggalan generalmente es una partera que hizo un pacto con el demonio para obtener poderes sobrenaturales. Se cree que la partera rompió su promesa de no comer carne por cuarenta días; al romper el pacto, cayó una maldición sobe ella que la convirtió en un vampiro/demonio chupasangre. La partera guarda una cuba de vinagre en su casa. Después de separar su cabeza y volar en la noche buscando sangre, la Penangglan vuelve a su casa y sumerge sus entrañas en el vinagre para encogerlas para que entren con mayor facilidad en su cuerpo.

Una versión de la leyenda cuenta que la Penanggal fue antaño una hermosa mujer o sacerdotisa, que estaba tomando un baño en una tina que contuvo vinagre tiempo atrás. Mientras se bañaba, y entraba en un estado de concentración o meditación, un hombre entró al cuarto sin avisar y la sobresaltó. La mujer se asustó tanto que estiró mucho su cabeza para ver, y se movió tan rápido que la separó de su cuerpo y sus órganos y entrañas se desprendieron de su cuerpo cuando se abrió su cuello. Enfurecida por lo que el hombre había hecho, voló tras él y dejó su cuerpo en la cuba. Es por esto que se dice que la Penanggal tiene olor a vinagre cuando vuela, y es por este rasgo particular que es posible diferenciarla de una mujer normal.

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Víctimas

Las víctimas de Penanggalan suelen ser las mujeres embarazadas y los niños jóvenes. Como una banshee que aparece en los nacimientos, la Penanggalan se ubica en los techos de las casas donde las mujeres están en trabajo de parto. La criatura inserta su lengua en la casa para chupar la sangre de la madre. Aquellos a quienes la Pennaggalan les chupa la sangre, enferman fatalmente. Además, aunque la Penaggalan no logre alimentarse, cualquier que toque sus entrañas sufrirá terribles úlceras que sólo se curan con la ayuda del bomoh.

Se dice que una Penanggal se alimenta de la sangre humana o de su carne, aunque el folclore local afirma que una Penanggal prefiere la sangre de un recién nacido o de una mujer que dio a luz recientemente. Todas las leyendas también coinciden en que una Penanggal vuela cuando busca alimento. Una variación de la leyenda cuenta que la Penanggal puede atravesar las paredes. Otras descripciones muestran cómo la Penanggal puede meterse por las grietas de los pisos de las casas y materializarse en la habitación donde está el bebé o la mujer.

Protección y remedios

El remedio más común para protegerse contra una Penanggal consiste en esparcir las espinas de una planta llamada ‘Mengkuang’, que atrapa o lastima los órganos expuestos -los pulmones, el estómago y los intestinos- de la Penanggal cuando vuela en busca de su presa. Estas espinas también pueden ubicarse en las ventanas de una casa, cosa muy común cuando una mujer está por dar a luz. Sin embargo, este remedio no protegerá al infante si la Penanggal decide pasar a través de las grietas del piso. En algunas ocasiones, se cree que meses antes del nacimiento, los miembros de la familia de la mujer embarazada deben plantar ananás bajo la casa (las casas malayas tradicionales están construidos sobre zancos, por lo cual hay bastante espacio) la espinosa fruta evitan que la Penanggalan entre por el piso. Una vez atrapada, pueden matarla con machetes. Como precaución extra, la mujer embarazada debe tener a mano tijeras bajo su almohada, ya que la criatura teme a estos objetos.

Otra manera de matar al vampiro consiste en que algunos hombres la observen cuando vuela de noche. Las parteras que se convierten en Penanggalans de noche parecen mujeres normales de día. Sin embargo, se las puede identificar por su modo de comportarse. Suelen evitar el contacto visual con otras personas, y se lamen los labios mientras realizan sus deberes de parteras, como si estuvieran pensando en la sangre de la mujer que van a chupar cuando llegue la noche. Los hombres tienen que descubrir dónde viven. Una vez que la Penanggal deja su cuerpo y está bien lejos, puede ser destruida totalmente si uno tira pedazos de vidrio en la cavidad vacía de su cuello, lo cual cortaría sus órganos internos cuando volviera a pegar su cabeza al mismo, o también se podía bendecir al cuerpo y luego destruirlo por medio de la cremación.

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